Cuando hablamos de la velocidad de carga de un sitio hay que medir muy correctamente en qué palabras y concetos trabajamos todos. El tiempo de carga de un sitio no se puede medir en un momento en concreto, sino en varios.
Cada uno de estos momentos tiene unas implicaciones distintas y requiere de optimizaciones muy distintas en cada paso, por lo que “mi sitio tarda x.xx segundos en cargar” es una frase que debemos eliminar de nuestro discurso WPO.
Podríamos hacernos unas primeras preguntas:
- ¿Está pasando? ¿La navegación del sitio inicia correctamente? ¿Responde el servidor?
- ¿Es útil? ¿Se ha iniciado la carga del sitio lo suficiente como para comenzar a interactuar?
- ¿Es usable? ¿Pueden los usuarios interactuar o está cargando todavía?
- ¿Funciona sin problemas? ¿Son las interacciones con el sitio correctas, sin tiempo de carga y veloces?
Una forma de resumir esto se podría plantear en 4 momentos en lo que se refiere a la carga de la página:
- Primera impresión
- Carga de primeros contenidos
- Carga de contenidos útiles
- Tiempo para ser interactiva
Una de las razones por la que es importante la velocidad de carga de un sitio es la conversión. La conversión es un concepto muy variable, porque puede ser distinto en un blog, donde quizá la conversión es el tiempo que pasa un usuario y la cantidad de entradas que se leen, o la de un comercio electrónico donde el tiempo implicará más ventas.
Algunas métricas que se pueden tener en cuenta (entre muchas) pueden ser las siguientes:
- Aumento de la tasa de rebote
- Disminución de las conversiones relativas
- Dejando de lado el compromiso
- Usando promedios o medianas
- Contenido de terceros