Para hacer un análisis lo primero que hemos de decidir es qué vamos a analizar. Esto significa que no sólo hemos de elegir la página principal de nuestro sitio, sino también otras páginas de muestra del resto de plantillas del sitio.
Por ejemplo, en un blog podríamos tomar de base la página principal, la página de una categoría, una entrada y una página estática. En un comercio electrónico podríamos tomar la página principal, el listado de productos de una categoría, una ficha de producto, la pantalla de pago o el carrito, y una página estática (términos y condiciones, contacto…).
Los primeros análisis se podrían hacer en 3 lugares distintos. El primero es un análisis rápido en las herramientas para desarrolladores que incorporan todos los navegadores (Chrome, Edge, Firefox…). Aquí veremos el tiempo de carga en un entorno controlado y lo más parecido a un usuario. Es muy recomendable tomar muestras en distintos navegadores, ya que cada uno puede trabajar de una forma distinta a la hora de cargar y procesar un sitio.
La segunda herramienta para probar, similar a la que podemos tener en nuestro navegador, es la de WebPageTest. Este sistema emula un navegador web (Firefox, Chrome…) pero en distintas localizaciones del mundo y con distintas conexiones.
Para acabar, podemos usar la herramienta PageSpeed Insights que nos dará otra serie de datos mucho más calculados y con menos datos en crudo.
En cualquier cosa, en estas herramientas siempre se han de interpretar los datos, ya que cada uno de ellos puede significar una cosa distinta y hay que contextualizarlos. Sobre todo, hay que poner siempre en contexto las peticiones más lentas que, habitualmente, son elementos externos sobre los que no se pueden tener control ya que suelen ser scripts third-party.